domingo, 5 de junio de 2011



A ella se le retorcían las entrañas cada vez que las pronunciaba. No conseguía dominar su interior. Se guiaba por los instantes, por la fugacidad del éxtasis y la intensidad de la inmensidad que aquello le inspiraba. Pasaba las noches en vela tratando de buscar posturas que le involucraran a él en ese sueño que deseaba compartir. Desperdiciaba horas de imaginación insegura con utopías de infinidad. Se dedicaba a concentrarse en los detalles más insignificantes tratando sin éxito de enfocar su atención en algo ajeno a aquella perfección. Repasaba una y otra vez los segundos, las palabras, las situaciones. Retocaba el futuro, estudiaba el pasado, lo deseaba, su presente.

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