jueves, 9 de diciembre de 2010

Se trata sobretodo del factor sorpresa

Llegué a casa cansada del mareo mental que crecía cada vez más en mis neuronas. Me acosté y traté de mantenerme ocupada leyendo silogismos. Pronto cayó el peso de mis pensamientos sobre las palabras escritas.

Amanecí de buen humor.

Se trataba más que nada de mantenerse alejada de la sociedad. De ver la vida, el mundo desde un punto de vista menos humano, un punto de vista animal. Creí que jamás sería capaz de hacerlo, sabía que no podía vivir sin arte, sin música, cine… Así que preparé una maleta con lo mínimo indispensable: una buena cámara muchos discos y pelis y un pequeño reproductor, un par de camisetas unos vaqueros, calcetines, bragas, un pulóver y un cepillo de dientes.




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